Pas de deux
Relatos y Poemas en escena
(Snow Fountain Press, 2012)
Obra ganadora en el International Latino Book Award 2014 – Best Poetry Book Multi-author
Soles Manchados
(Snow Fountain Press, 2014)
Prológo
De la poesía de Pilar Vélez o el tatuaje como poema
Por Winston Morales Chavarro
Pilar Vélez es una poeta colombiana que
toma de la poesía eso que sólo a la poesía le pertenece. Lo de ella es
un recordarse a través de las palabras, traer desde su escritura esos
elementos atávicos que definen a quien ambiciona el fuego iniciático del
poema. Digamos que con la palabra, Pilar recupera eso que para Octavio
Paz era tan importante en la creación: la poesía como conocimiento,
salvación, poder, abandono. Y esto lo vemos en sus poemas, en sus
búsquedas individuales que se emparentan con una necesidad colectiva de
sabernos humanos. Pilar recupera el fuego, comienza por dibujar su ruta,
inventa un paisaje, que, en el fondo, es la ruta de muchos, el paisaje
de pocos.
Arranqué con furia las páginas grabadas
Escribí en mi espalda
Me dibujé la ruta inventé un paisaje
Ahuyenté de mí
El mal presagio
Y los soles manchados
Que trazaban mi destino
Escribí en mi espalda
Me dibujé la ruta inventé un paisaje
Ahuyenté de mí
El mal presagio
Y los soles manchados
Que trazaban mi destino
En la consecución de un territorio
poético, Pilar Vélez nos habla de unos elementos que suelen ser
cotidianos en la escritura de infinidad de poetas, pero que no dejan de
ser fundamentales en nuestra condición como seres vivos. Su poesía
invita al viaje, al regreso, a devolver la mirada a una tierra ancestral
que gravita y bulle bajo nuestros pies; ella sabe que hay imágenes
estampadas en el tiempo, en esa fuente básica de la infancia del mundo,
cuando los seres humanos comenzaron a hallar en la poesía una
herramienta de visión y audición para entrar en correspondencia con las
estrellas, los árboles, los ríos, la noche.
Ayúdame a recordar el sonido y lo que fuimos
No hay historia
Solo imágenes que relampaguean
Perdidas en los primeros trazos
De esta fuente que era el alma
Juntos reclamamos la existencia
El derecho a la palabra
Árboles que descascaran la piel
Para atestiguar el tiempo
No hay historia
Solo imágenes que relampaguean
Perdidas en los primeros trazos
De esta fuente que era el alma
Juntos reclamamos la existencia
El derecho a la palabra
Árboles que descascaran la piel
Para atestiguar el tiempo
Pilar recupera, a través de su vuelo
creativo, de su estro poético, eso que a veces se enmudece para los
hombres por culpa de los ruidos monocordes de la existencia. Entonces
esa plenitud que en ocasiones nos es tan extraña y esquiva, que se
vuelve ajena ante tanta perorata intrascendente, regresa por los caminos
de su escritura; por lo menos esa es una de sus preocupaciones. Su
poesía recobra un importe especial, un importe que concatena lo pasado
con el presente, permitiéndole una mirada holística de la vida, de las
cosas, de los hechos del mundo. La poeta se vuelve una prestidigitadora
que remueve las cosas ocultas, los velos de antiguos ropajes, poniendo
los objetos del mundo en la dimensión más cercana y transparente.
Poco podía llevar en estas manos
El recuerdo de este nombre
Que bien pudo ser otro
Cualquier otro
El recuerdo de este nombre
Que bien pudo ser otro
Cualquier otro
Respiración que motiva la aprehensión de lo suprasensible, ejercicio
intuitivo en aras de lo elemental y lo elevado. Ese es el misterio que
revela la poesía, ese es el misterio que revela la poeta. Una poética
que nos invita a perpetuar el canto; esa manera ligera de conectarnos
con el pulso misterioso y ultraterreno de la escritura.
Temí el adiós antes de nacer
Temí mis muertes
Ese adiós sin espacio ni latidos
Sin tiempo
Eras
Ese nudo débil que ata el aire
Un olor a cicuta que espera la partida
Cerré los ojos
A los arreboles prestados
Me quedé sin rostro y sin color
Dejé que el viento se llevará
La carne y la memoria
Temí mis muertes
Ese adiós sin espacio ni latidos
Sin tiempo
Eras
Ese nudo débil que ata el aire
Un olor a cicuta que espera la partida
Cerré los ojos
A los arreboles prestados
Me quedé sin rostro y sin color
Dejé que el viento se llevará
La carne y la memoria
WINSTON MORALES CHAVARRO
CARTAGENA DE INDIAS.
CARTAGENA DE INDIAS.
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